NRO 4

Crónica del Colibri: SEMANA 4

Mainumby ya está en la Bienal… ¡y no se calla nunca más!

Desde el rincón donde palpita el susurro más sentido, el colibrí más chismoso del cono sur ya desplegó sus alas, afinó el oído y sacó las palabras a bailar.

Prepárense: lo que se escucha, se cuenta. Y lo que se cuenta… ¡vuela!

CRÓNICAS DEL COLIBRÍ - EL MÁS CUENTERO DE LA BIENAL

Para algunos soy colibrí, para esta tierra guaraní, soy Mainumby. Pequeño, sí, pero con oído fino y lengua libre. No me pierdo una. Si hay cuentos, palabras, carcajadas o alguna lágrima bien colocada, ahí estoy yo, revoloteando, escuchando todo.

Ou hina la Bienal Internacional 2025.

Y yo ya no sé ni por dónde empezar, a veces parece que ya estoy empezando a hablar demás. Esta semana me puse las pilas: ¡sacudí la casa, extendí las sábanas, abrí todas las ventanas y hasta saqué las vajillas que guardo “para cuando venga la visita”, siento que me estoy pareciendo a mi abuelita, pero claro, es porque van a venir artistas de todos lados! Y no cualquier tipo: los de la palabra. Esos que te hacen reír, pensar, viajar o llorar en un solo cuento. Perdonen, es que esto me pone un poco canchero.

Estoy con los cinco sentidos bien atentos. Quiero oler el café, ver las caras nuevas, escuchar, tocar la emoción en el aire e invitarles una que otra chipa, no voy a mentir.

Prepárense: lo que se escucha, se cuenta. Y lo que se cuenta... ¡vuela!

Durante estos nueve días que faltan, voy estar presente en todos los preparativos, de aquí para allá, metido en todo, y eso que no me gusta meter mi pico donde no me llaman—, sino porque me encanta ver cómo la gente se transforma cuando las palabras les tocan el alma.

Y claro, yo que soy el colibrí-cuentero, estoy listo para estar contando todo. Voy a ir de sala en sala, de plaza en plaza, de boca en boca, llevando y trayendo lo mejor que escuche. Nada se me escapa. No soy el alfa, ni el omega, pero soy parte de esta emoción que me ahoga.

¿Que por qué tanto alboroto? Porque esta Bienal no es cualquier evento. Y sí, llegó para quedarse. Ñañohendu ya no es solo un lema, es una realidad. Es el primer encuentro internacional de la oralidad.

Así que pónganse cómodos, afilen el oído y preparen el corazón.

— El colibrí,

Dueño de las plumas y de las historias que escribirá con ellas

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